José Quintanilla

José Quintanilla | Mi casa, mi árbol 31

José Quintanilla

Mi casa, mi árbol 31, 2015

Tintas pigmentadas sobre papel algodón Hahnemühle montado sobre cartón museo

21 x 31 cm

sobre José Quintanilla

Yecla, (Murcia), 1963

José Quintanilla se centra en la fotografía de paisaje entendida como la relación entre el hombre y el territorio que lo rodea, el espacio entre lo humano y la naturaleza, frontera entre la razón y el caos. La memoria, los recuerdos, la búsqueda entre belleza y ausencia. Entre las representaciones monumentales, la ruina se convertirá en clave para nuestra memoria colectiva, la puerta para acceder al mundo onírico que, como decía Marc Augé, nos sitúa en un «tiempo puro, sin fecha, pero con memoria». Las ruinas reafirman las raíces de nuestro pasado y asientan nuestros referentes heroicos. Como generadores de memoria a demanda, recrean la visión occidental de una historia que se aferra a un pasado idealizado pero necesario para afrontar la amenaza que supone la llegada de la revolución industrial y la modernidad, a la vez que tranquiliza las conciencias perturbadas por la creciente degradación medio ambiental, la sobreexplotación de los recursos naturales, el uso despiadado de niños y esclavos, y la apropiación de la riqueza ajena en los territorios colonizados. El paso del tiempo diluye la distinción entre el original y su copia. La ruina y la fotografía, con su supuesta veracidad documental, como representaciones para apuntalar nuestra ficción.” Las obras de este fotógrafo revelan las conexiones invisibles entre el cine y las personas. El mismo movimiento las atraviesa: el del paso del tiempo.

Por un lado, las imágenes captan el paso del tiempo y de las personas; por el otro, el hombre que capta la vida, sus marcas, sus arrugas, su rigidez, su lentitud y sus recuerdos. Los vínculos entre las películas y las personas mayores no cesan. Son como un espejo el uno del otro. Son archivos, condenados a un destino frágil e ineluctable.

Obras destacadas