Isabel Gutiérrez se adentra en el mundo de los sueños como elemento esencial de la dimensión humana. Dormir y soñar no es lo mismo. Soñar despierto en una larga noche de insomnio hace que la mente se pueble de figuraciones, de imágenes metafóricas como un torrente vertiginoso. En su reflexivo proceso creativo la artista ha rescatado esas imágenes y las ha trasladado al lienzo. El resultado es que la línea que separa realidad cotidiana y ensoñación es indistinguible. Los sueños hablan a través del espacio armónico de los elementos compositivos, una de las maneras en que a lo largo de la historia han sido expresados en las artes. Isabel Gutiérrez nos hace reflexionar sobre la prevalencia del mundo onírico en nuestro mundo contemporáneo.