El venezolano afincado en España Roger Sanguino presenta el trabajo que, desde la escultura clásica en un camino hacia la pintura, ha estado desarrollando en los últimos años, marcado por un discurso que hace referencia al ser humano, la importancia del retrato, la expresión del cuerpo, y el espacio urbano. En cuanto a la formalización del trabajo, en la parte técnica yace lo que ha sido fundamental en la construcción final de la obra: El metal y sus posibilidades. Mediante el empleo de varillas y cuerdas de piano, y posteriormente los pernos y redes, todas estas posibilidades del acero dieron lugar a un diálogo entre pintura y escultura, generando un puente entre ambas disciplinas a través de los fundamentos conceptuales y formales. Con el cuerpo y el retrato como ejes, se inicia ese cruce de caminos donde el empleo de técnicas mixtas determina la estructura de la obra. Sobre el plano y el volumen aparecen diversos trazos; manchas y líneas primigenias que dan forma al personaje, junto a un entramado que flota sobre éste a manera de retícula, dando lugar a un armazón metálico con el que se referencia al paisaje urbano o cotidiano, armazón que a su vez, ayuda a organizar estructuras, define límites y contenidos desde una visión geométrica donde también participa el vacío. Con toda esta intervención llevada a cabo sobre los retratos, se inicia un proceso que lleva a trastocar los conceptos de identidad, convirtiéndose en conceptos alterados, modificados, dando lugar a nuevas identidades.