Art Madrid'25 – ARTE INSTALATIVO, ¿LA EVOLUCIÓN DE LA ESCULTURA?

Cuando hablamos de arte efímero pensamos en obras que se producen en un momento y lugar determinados, por eso, tendemos a identificar ese calificativo con la performance o el happening. Los acontecimientos artísticos son una faceta muy interesante de la nueva contemporaneidad en la que los artistas se adentran con afán. Se quiere superar la visión tradicional del arte estático, plasmado en un soporte tangible, para transformarlo en una experiencia. A esta misma idea responde el arte instalativo. Se asemeja más a una escultura fija, pero suele incorporar elementos que añaden movimiento, imagen o sonido a la pieza, además de que está concebida para durar un tiempo determinado. Con estas premisas, las instalaciones se abren paso en las salas de los museos, las galerías, los centros culturales y el espacio urbano, donde es más fácil acceder porque su ocupación es solo temporal.

Dan Flavin, instalación lumínica “Supernatural Breakdancer”, Colección Menil, 1996

El arte instalativo es una manifestación que comenzó a abrirse paso en los años cincuenta del siglo pasado, aunque en las últimas décadas ha cobrado un protagonismo insospechado gracias a algunas intervenciones gigantescas de artistas conocidos mundialmente. Su propósito enlaza con los objetivos propios del arte conceptual, paradigma de la expresión contemporánea desde que se la llama así. Por esta razón, las instalaciones suelen estar pensadas para un espacio concreto, se elaboran a partir del entorno para que el discurso que pretenden transmitir, se entienda. También por este motivo son difíciles de trasladar y reproducir, ya que siempre requerirán un ajuste al nuevo espacio.

Anish Kapoor, “Shooting into the Corner II”, 2008-2009 © Fotografía: Dave Morgan

Por otro lado, la instalación, al igual que otras manifestaciones propias del arte efímero, busca la interacción con el espectador. Así, como decíamos, no se trata de crear una pieza escultórica expandida que ocupe la superficie de exposición, sino de crear una obra peculiar, pensada para motivar un diálogo, en la que muchas veces se incorporan elementos ajenos al mundo del arte, o se añaden aportaciones desde otras disciplinas, como el vídeo, el sonido, la tecnología… El objetivo es ahondar en ese mensaje que se quiere transmitir.

Eugenio Ampudia, “Sostener el infinito en la palma de la mano”, Sala Alcalá 31, 2019

La definición parece amplia, sin embargo, cualquier contacto con una instalación nos hace apreciar fácilmente la diferencia con la escultura. Esta está pensada desde una concepción más clásica de objeto estático y perdurable, por mucho que la temática y la estética resulten novedosas. La instalación es precisamente lo contrario: busca lo momentáneo, el impacto del discurso a partir de la disposición de elementos tangibles y conexiones conceptuales que luego desaparecerán. En ese sentido, está conectada al arte experiencial y al arte experimental, contexto en el que nacieron muchos movimientos artísticos que incorporan el movimiento y el concepto en su esencia.

Olafur Eliasson instaló en diferentes zonas de Londres bloques de hielo traídos de Groenlandia para concienciar sobre el calentamiento global

La versatilidad del arte instalativo es prácticamente infinita. Los medios actuales permiten darle a estas obras una dimensión desconocida con anterioridad, bien por la integración de aspectos ligados a la técnica y la programación que disipan los contornos entre arte instalativo o tecnológico, bien por el empleo de materiales que permiten trabajar a otra escala. Asimismo, las instalaciones del nuevo milenio pueden buscar un objetivo más efectista que discursivo, o, por el contrario, servir para canalizar muchas de las preocupaciones que hoy nos asolan como sociedad, algo que es propio del arte contemporáneo en sus múltiples manifestaciones.

Kaws, instalación en el puerto de Hong Kong, Foto: PH Yang

Lo que está claro es que la instalación, y sobre todo la que apuesta por grandes dimensiones, es una tendencia al alza en el mundo de la creación contemporánea actual. Algunos artistas reconocidos apuestan por esta disciplina cuando diseñan sus exposiciones, y para ello buscan la complicidad de los grandes museos y salas de exposición, o de las propias ciudades. Es el mejor método para difundir su mensaje, y para lograr el impacto pretendido, muchas veces se ha de llamar la atención del público a lo grande.

 

En la pasada edición de Art Madrid, el artista Luis Olaso (Bilbao, 1986), representado por Kur Art Gallery (San Sebastián), fue galardonado con el Premio de Residencia del Programa de Mecenazgo de Art Madrid. Este premio, fruto de la colaboración entre Art Madrid, DOM Art Residence y la asociación italiana ExtrArtis, le permitió disfrutar de una estancia artística en Sorrento (Italia) durante el mes de agosto de 2025.

Con este tipo de iniciativas, la feria reafirma su apoyo a la creación contemporánea, un compromiso que busca dar mayor visibilidad a los creadores y fortalecer el coleccionismo a través de iniciativas concretas como premios de adquisición, reconocimientos a artistas emergentes y residencias internacionales.


Artistas en residencia. DOM & ExtrArtis. Imagen cortesía. Agata D' Esposito.


El programa de residencia DOM & ExtrArtis 2025 se celebró en Sorrento entre el 1 y el 31 de agosto de 2025. Los artistas convivieron en el Relais La Rupe, una villa del siglo XVI rodeada de acantilados y jardínes centenarios que se convirtió en un entorno ideal para la experimentación y el intercambio.

En esta edición, los residentes trabajaron en torno al tema «Reimagining Genius Loci», una invitación a reflexionar sobre cómo el tránsito de personas y tradiciones transforma el “espíritu de lugar”. Durante la estancia, DOM organizó dos exposiciones colectivas abiertas al público; la primera para presentar el trabajo previo de los artistas y la segunda para mostrar los proyectos desarrollados en Sorrento.


Obra de Luis Olaso. DOM & ExtrArtis. Imagen cortesía. Agata D' Esposito.


La obra de Luis Olaso transita entre la figuración expresionista y la abstracción, siempre con un lenguaje plástico cargado de fuerza y emoción. Autodidacta en sus inicios y posteriormente graduado en Bellas Artes, Olaso ha desarrollado una sólida trayectoria internacional con exposiciones en espacios como JD Malat (Londres) o Makasiini Contemporary (Turku, Finlandia), y ha participado en ferias como Untitled Miami, Estampa o la propia Art Madrid.

Su trabajo forma parte de colecciones de gran prestigio, como la Tokyo Contemporary Art Foundation, la Fundación SIMCO o la Diputación Foral de Bizkaia, y ha sido reconocido en certámenes como el Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura o el Premio Ibercaja de Pintura Joven.

En Sorrento, el artista encontró un contexto único para expandir su investigación pictórica, dialogando con el paisaje mediterráneo y con el patrimonio histórico de la región. La residencia le ofreció tiempo, recursos y un marco de intercambio con otros creadores internacionales, favoreciendo la producción de nuevas obras que fueron presentadas en las exposiciones colectivas organizadas por DOM.


Luis Olaso trabajando en su proyecto. DOM & ExtrArtis. Imagen cortesía. DOM.

La experiencia de Luis Olaso en DOM Art Residence concluyó con una muestra pública de los trabajos realizados, reforzando su presencia en el circuito internacional y consolidando su proyección como uno de los artistas vascos con mayor visibilidad en la escena actual.


Con este tipo de iniciativas, Art Madrid demuestra su papel activo como plataforma de apoyo directo a la creación contemporánea, generando oportunidades de estudio, producción y diálogo intercultural que trascienden la feria y acompañan a los artistas en su desarrollo profesional.