Exposición Wifredo Lam Museo Reina Sofía Madrid
7 abr. 2016
exposiciones
Hijo de padre cantonés y madre cubana de raíces hispanoafricanas, Wifredo Lam (Sagua La Grande, Cuba, 1902-París, 1982) llevó el concepto de mestizaje hasta sus últimas consecuencias. Los ancestros esclavos africanos le transmitieron la espiritualidad y la vinculación con la Tierra y las raíces y los antepasados chinos inocularon la pasión por la psique y la introsècción pero también por el arte de los emperadores, por las porcelanas, la delicadeza y el simbolismo; múltiples influencias que en el precoz Wifredo fueron cuajando en un estilo híbrido absolutamente personal.
La enorme antología dedicada a Wifedo Lam que ha organizado el Museo Reina Sofía en coproducción con el Museo Pompidou (París) y la Tate de Londres, permite recorrer todas las facetas del artista y dedica especial atención a sus trabajos durante la época pasada en España, de 1923 a 1938, periodo esencial cuyas influencias sirven para entender su obra posterior.
Wifredo Lam se relacionó con todas las vanguardias y los artistas del siglo más ferviente en creación moderna, un siglo convulso que también vivió personalmente con su marca de eterno emigrante. Y así, su obra iba cambiando y evolucionando entre el cubismo, la abstracción, el expresionionismo, el modernismo occidental y la simbología africana, y se iba cargando de las inquietudes del pintor profundamente comprometido con los problemas del mundo (cuestiones raciales, relaciones sociopolíticas, colonialismo) y curioso insaciable de métodos y técnicas que trabajó la pintura, el dibujo, la escultura, la cerámica, el grabado con la misma intensidad, viajando entre unas y otras como en un eterno “exilio exterior e interior”, con palabras del director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel.
Para la comisaria de la muestra Catherine David “su asimilación rápida al cubismo y al surrealismo fue una tarjeta de entrada en el clan de lo moderno, pero su obra es mucha más compleja". Según Borja-Villel, Lam “es el pintor más fascinante del siglo XX”, un artista "difícil de entender al que se ha tratado de colocar en categorías demasiado definidas y estables".
La exposición, con 250 obras y cerca de 300 documentos, está concebida en 5 partes que sitúan la obra de Lam dentro de la historia del arte internacional y destaca las progresivas etapas de un trabajo construido entre España, Francia, Italia y Cuba… En España conoce la vanguardia y coincide con Benjamín Palencia iniciándose en el surrealismo… Más tarde, en París es fundamental su encuentro Pablo Picasso y el círculo de André Breton. A partir de 1942, la pintura de Lam da un giro maestro y busca sus orígenes africanos presentes en la cultura cubana. Desde entonces, se perfila y se define su estilo, la unión total entre la vanguardia europea y la plástica afrocubana, la ruptura total entre centro y periferia, un lenguaje propio y original para defender la vida y la libertad individual.