Art Madrid'25 – AQUELLA ÉPOCA EN QUE EL CEMENTO SE PUSO DE MODA...

Os proponemos un recorrido por algunos edificios y monumentos sorprendentes en un momento en que el cemento era el material de construcción por excelencia. En las décadas de los 60 y los 70, muchos proyectos arquitectónicos de vanguardia optaron por una estética rotunda y contundente, en muchas ocasiones con reminiscencias a la sobriedad soviética, que la vieja Europa canalizó en edificios públicos y monumentos de gran envergadura. El material era versátil, dúctil, resistente y asequible. Por otro lado, su acabado final no requiere pintura para su conservación y eso abarata los costes de mantenimiento y producción. Tiempo después se supo que al cemento de mala calidad le afecta de forma irreversible la aluminosis, y esto derivó en derrumbes y grietas de gravedad en muchos barrios del extrarradio de las grandes ciudades.

“El puño de Tito”, de Boško Kućanski.

De hecho, uno de los casos que comentamos es el del monumento a los partisanos de la antigua Yugoslavia que, bajo las órdenes de Josip Tito, defendieron con sus vidas el puente del río Neretva en la batalla del mismo nombre, cuando las tropas alemanas e italianas amenazaban con la ocupación en los meses de febrero y marzo de 1943. El monumento homenaje era un colosal puño, de corte futurista, obra del artista Boško Kućanski, ganador de un concurso público convocado para recibir proyectos para el memorial. La obra se erigió en Makljen y se inauguró oficialmente el 12 de noviembre de 1978, en un acto al que asistió el propio Josip Tito. El monumento era llamado popularmente “El puño de Tito”. Hoy esta obra está en estado de ruina por falta de conservación.

I: Monumento al pueblo de Moslavina que se levantó contra la ocupación alemana (Podgaric, Croacia) - D: Monumento a los caídos en la II Guerra Mundial (Niksic, Montenegro)

Entre las construcciones más asombrosas, los memoriales ocupan un lugar destacado, porque al no tener un uso funcional, dejan más margen a la imaginación y al diseño. Las esculturas homenaje a los caídos en conflictos bélicos levantadas en Europa oriental son las más enigmáticas. Condensan la herencia estética del período soviético y de la Guerra Fría con un estilo futurista, frío y robusto que se ha convertido ya en paradigma de toda una época y hay que saber entenderlos en su propio contexto. Estas obras monumentales se conocen en serbio como “spomeniks”, término que se ha extendido para referirse a ellas, y significa precisamente eso, esculturas de grandes dimensiones creadas para conmemorar un acontecimiento o hecho.

I: Dedicado a las víctimas del campo de concentración de Jasenovac (Croacia) - D: Monumento con forma de puños, en honor a los yugoslavos caídos en la II Guerra Mundial (Niš, Serbia)

La mayoría de estas obras son abstractas y evitan incluir referencias específicas a un individuo, colectivo o grupo social. Asimismo, no incorporan elementos reconocibles ni reproducen figuras humanas. No debemos olvidar que las sociedades afectadas por un enfrentamiento armado conservan un poso de memoria que se alarga en el tiempo y que va más allá de los hechos concretos que tuvieron lugar, y en los casos en que existen, además, divisiones internas por razones religiosas y de etnia, sumadas a las políticas, decantarse por motivos abstractos es una buena opción. Su aspecto, no obstante, lleva a muchos a ironizar sobre la influencia extraterrestre de estos diseños.

Instituto del Patrimonio Cultural de España

En nuestro país el cemento también hizo su boom en la época. Un buen ejemplo es la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España, situado en la zona universitaria de Madrid. Este edificio es un proyecto de los arquitectos Fernando Higueras y Rafael Moneo, que obtuvo en 1961 el Premio Nacional de Arquitectura. Inicialmente concebido para albergar el “Centro de restauraciones artísticas”, la ejecución final del diseño en 1965, que contó con la colaboración de Antonio Miró, redujo un poco sus dimensiones y mantuvo su estructura circular. El edificio fue declarado Bien de Interés Cultural en 2001 en la categoría de monumento.

 

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Vista aérea. Art Madrid'25. Foto de Lucas Amillano.


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