EL ?ARTE TOTAL? DE ROY LICHTENSTEIN ATERRIZA EN PARÍS
5 ago. 2013
art madrid
Conocido como una de las estrellas del movimiento pop-art y gran maestro de la pintura norteamericana, Roy Lichtenstein (1923-1997) también se considera uno de los primeros artistas posmodernos. Crítico y comprometido, abanderado de un sentido del humor que le acompañó toda la vida, Lichtenstein es hoy un “clásico” que aterriza con todo su armamento en el Centro Pompidou de París.
Tras visitar el Art Institute of Chicago, la National Gallery de Washington y la Tate Modern de Londres, es la primera gran retrospectiva de Lichtenstein en Francia desde hace, al menos, 20 años y recorre cronológicamente toda la obra de este “artista total” enamorado de Matisse, Picasso, Léger y Le Corbusier y dedicado también a la escultura, el grabado y el arte de inspiración oriental. En total, 130 pinturas y esculturas, y decenas de dibujos y collages permiten apreciar la particular visión de Linchtenstein desde su época pop hasta su interpretación del expresionismo, el desnudo, las naturalezas muertas o el arte abstracto.
La retrospectiva se divide en 10 salas: "El arte Pop se asoma al mundo" -en la que destacan las obras "Whaam!" (1963, Tate Modern), "Mira Mickey" (1961, National Gallery of Art, Washington) y "Chica ahogándose" (1963, Museo de Arte Moderno, Nueva York)-, "La agresión del arte comercial", "Lo que hago es la forma", "Material sobrecargado en un estilo eliminado", "La pincelada, la representación de un gran gesto", "El arte como sujeto", "La pintura como un objeto", "Una especie de sentimiento sobre Matisse", "Desnudos: la separación entre la realidad y la convención artística" y, la última sala, "Una versión impresa del Zen".
La exposición, como asegura la comisaria Camille Morineau, revela el alcance “de un artista que era desde su origen más que un artista pop: un experimentador, inventor de iconos, un erudito y aficionado a la pintura moderna” y muestra la increíble inventiva técnica de Roy Lichtenstein a través de un conjunto de esculturas, grabados, esmaltes, cerámicas, plásticos... experimentos que reflejan una búsqueda constante de novedad que llevó a cabo a lo largo de toda su carrera.
Desde principios de los 60, la obra de Linchtenstein quedó vinculada al cómic, a los objetos de consumo y a la crítica irónica al cine, la publicidad y la cultura de masas, sin embargo , en esa misma época y tapados por esa “pantalla pop”, el pintor llenaba lienzos hablando de la historia de la pintura. Su reinterpretación de la historia del arte moderno incluía una serie de retratos inspirados en Picasso, en Mondrian y en pinturas de Cezanne que, dado su virtuosismo, se ganaron duras críticas de plagio por parte de los entendidos estadounidenses.
Luego llegó su interpretación del arte abstracto, los ready-made, el acercamiento al expresionismo alemán y una serie de “apropiacionismos” que multiplicaban más si cabe el ya complejo prisma que era el Arte para Linchtenstein, hasta llegar a los años 90 en los que, ya anciano, se acerca al Tao y a la cultura oriental, y como un sabio Zen se dedica a pintar paisajes, práctica que, aseguraba entonces, aumenta la longevidad. Como ha destacado la comisaria de la muestra “ese fue quizá el último chiste, la última broma del pintor en el ocaso de su vida”.
“Roy Lichtenstein - Une rétrospective” se podrá ver hasta el 4 de noviembre en el Centre Pompidou de París, una oportunidad para acercarse a los detalles menos conocidos del pintor norteamericano.