UNA PUESTA EN VALOR DEL CARTEL PUBLICITARIO: POSTWALL
18 abr. 2018
actualidad
Uno de los trabajos de diseño que más impacto tiene y que más pronto suele caer en el olvido son los carteles publicitarios. Metros y metros de vallas, tablones de anuncios, marquesinas, banderolas… cubiertos de numerosas capas de papel encolado. Aunque los nostálgicos siempre querrán conservar el de aquel concierto que hizo historia o el de la película que marcó su infancia.

Un grupo de creativos de Bilbao ha lanzado una app que elabora una agenda cultural basándose en los carteles diseñados para anunciar cada una de las actividades: Postwall. Esta iniciativa ya ha superado las 5.000 descargas en sus 5 meses de vida. Con estas cifras, resulta evidente que el poder comunicativo del poster reside en su impacto visual y que el público sigue siendo sensible a la calidad de un buen diseño, algo cada vez más exigente y complicado en un entorno de permanente competencia en la comunicación digital.

Más allá de los fetichistas y coleccionistas que empapelan las paredes de sus cuartos con carteles de sus pequeños “hitos” vitales (¿dónde no hay un cartel de película -especialmente Star Wars o similar- o el de una estrella musical -de Michael Jackson a Beyoncée-?), conviene tener presente que detrás de todo buen cartel hay muchas horas de trabajo. Se trata de armonizar la información con una imagen que impacte, y mucha labor de diseño en la que se condensan las principales tendencias artísticas del momento.

De hecho, un póster puede servir para mucho más que para anunciar una actividad. Puede crear tendencia, influir en el estilo de una época, convertirse en un referente del arte para la posteridad. Así ha sucedido con la estética comunista durante la Guerra Fría, con una cartelería propagandística que hoy recobra actualidad en las manos de autores como Shepard Fairey, aparte de otros ejemplos paradigmáticos como Mucha y sus composiciones Art Decó (a veces es difícil saber qué fue antes, el cartel o el estilo mismo), o la fusión total de tendencias de Víctor Moscoso, un cartelista gallego afincado en California que marcó tendencia en los años 60 hasta generar un estilo inconfundible.

Como explica Patrick San Juan, uno de los fundadores de Postwall, un buen póster anticipa la experiencia del evento que anuncia. Sin embargo, el diseñador gráfico, verdadera alma mater de estos trabajos, pasa totalmente desapercibido y permanece ajeno a la cadena de valor asociada al acontecimiento de que se trate. Esta idea, sumada a la necesidad de poder recopilar en un solo lugar toda la oferta cultural de la ciudad, es lo que motivó la creación de esta aplicación que por ahora, sin llegar al medio año de vida, ya funciona en todo País Vasco, Barcelona y Madrid y sigue ampliándose a Sevilla y Valencia.
