EN LA CAPTURA DEL MOVIMIENTO: VICTOR VASARELY
24 jul. 2018
exposiciones
Cuando se habla del Op Art uno se pregunta qué diferencia hay con respecto a la geometría plástica o la abstracción basada en las formas. Indagar en el arte óptico supone ir un paso más allá y entender su ubicación dentro de las coordenadas artísticas de mediados del siglo pasado. En este estilo hay, en efecto, color, forma y abstracción, pero su vocación hacia la representación del movimiento lo apartan de la pura plasmación estática y el formalismo absoluto. Las obras de este movimiento pictórico esconden una doble cara que solo el espectador puede descubrir. En efecto, parecen moverse cuando el propio espectador se mueve.

Vasarely fue una figura fundamental en la configuración de esta tendencia creativa, que surgió casi como una evolución natural de los movimientos de principios del siglo XX, en una etapa posmodernista obsesionada por la fungibilidad, la representación del movimiento y el impacto de las nuevas técnicas y de la construcción de la imagen en el mundo del cine y la fotografía. Y una de los principales retos de estos creadores era la generación de movimiento partiendo de obras planas. Es aquí cuando los juegos visuales entran en escena y lo hacen apoyándose en la geometría y el color.

En plena década de los 60, el húngaro Vasarely dejó volar su imaginación, alimentada por las tendencias y el ambiente artístico de París, ciudad en la que se estableció desde temprana edad, para albergar esa extraña combinación de líneas y curvas también características de la época en obras de gran impacto visual. Los falsos volúmenes, las esferas en perspectiva aparente, los patrones con pliegues irreales… configuraban un catálogo de imágenes hoy emblemáticas.

Si bien el Op Art fue un movimiento efímero, como muchos otros que se sucedieron en el condensado y productivo período de principios de siglo, su legado sigue presente. El inicio puede identificarse con la inauguración de la exposición “Le mouvement” en la galería parisina Denise René, en 1955, un espacio que siempre apostó por las vanguardias del momento. El conjunto de piezas reunidas para la ocasión dieron nombre al movimiento del arte cinético, del que el Op Art se puede considerar integrante. La representación plástica del dinamismo, del cambio, del movimiento, en definitiva, llevó a estos artistas a explorar y expandir las posibilidades de las formas tradicionales tanto en la pintura como en la escultura.

Vasarely se formó como diseñador gráfico, estudios que han dejado una clara impronta en su obra. Su elección de formas y colores en la cima de su producción artística es siempre limpia y plana. Aunque el interés por indagar en el potencial expresivo del dibujo lineal y de contraste comenzó tiempo atrás, es a partir de mediados de los 50 cuando su estilo se define y consolida, dando lugar a algunas de las obras más paradigmáticas de este movimiento.
El museo Thyssen dedica a este artista la exposición “El nacimiento del Op Art”, que estará abierta hasta el 9 de septiembre. Una oportunidad única de acercarse a este creador y conocer en profundidad su carrera.