Art Madrid'23 – LAS GALERÍAS DEL SIGLO XXI

El cambio de milenio se presentó como uno de los principales hitos que marcarían el devenir de muchos sectores económicos. El horizonte se presentaba alentador y lleno de retos estimulantes. Pasado el umbral del 2000, todos tuvimos que enfrentarnos a una fuerte crisis económica en 2008, que influyó de manera determinante en numerosos modelos de negocio, hemos estado inmersos en la recuperación de la mayor crisis sanitaria vivida a nivel mundial en el último siglo y quizás, a día de hoy, vislumbramos esa anhelada vuelta a la "normalidad". La realidad se muestra entonces como un lienzo en blanco en el que poco a poco se trazan las pinceladas de los acontecimientos y los profesionales deben irse abriendo camino muchas veces sin hoja de ruta.

Performance en La Juan Gallery

El ámbito cultural ha demostrado en este tiempo una enorme resiliencia y un imparable espíritu de superación que ha dado lugar a un rediseño de los modelos tradicionales de entender la difusión del arte, especialmente el contemporáneo, y la relación con el público general y los profesionales del sector. El cambio ha jugado en las dos caras de la moneda: las galerías han debido adaptarse a las nuevas circunstancias que la posmodernidad impone, pero también el propio público ha modificado su forma de acercarse y relacionarse con los espacios de exhibición y las obras de arte. ¿Cómo llegar a una sociedad hiperconectada, ávida de movimiento y novedades? La situación viene además espoleada por los acontecimientos imprevistos de gran impacto y la imperiosa necesidad de renovarnos para enfrentar un futuro tan incierto como lleno de posibilidades.

En el campo del arte contemporáneo hay que tener en cuenta especialmente que las galerías juegan un papel crucial. La preservación de las manifestaciones artísticas de nueva generación se produce en muchas ocasiones gracias a su labor de apoyo, promoción y profesionalización. El arte más consolidado, más clásico, está accesible en los museos; mientras que las nuevas creaciones carecen de un espacio propio que refrende su presencia y difunda las obras. Aquí es donde los agentes que integran el entramado profesional del arte contemporáneo juegan un rol determinante, comenzando por las galerías, sin cuyo apoyo, los artistas no podrían subsistir.

Al mismo tiempo, los hábitos de consumo cambian dando lugar a una permanente conectividad con el exterior que suprime las barreras físicas y los impedimentos tradicionales asociados al espacio y el tiempo. La oportunidad de disfrutar contenidos a distancia y de hacerlo desde la privacidad del domicilio es una condición definitoria de la sociedad actual. Y a esta tendencia, ni las galerías ni los artistas pueden permanecer ajenos. Una de las primeras consecuencias de esta transformación es la generación de un enorme volumen de contenidos digitales que las nuevas galerías ofrecen para completar la experiencia de acercarse a conocer los artistas que promocionan. Es más, algunas de las galerías más jóvenes deciden prescindir de espacios físicos y convierten la web en su plataforma de visibilización. Aunque esta es una tendencia al alza, dados los costes asociados a los modelos tradicionales en los que era requisito indispensable mantener un lugar de exhibición, cuando hablamos de arte es difícil llegar a suprimir por completo la experiencia real y el deseo del visitante de ver la obra en directo.

Entonces, ¿qué apuesta hacen las galerías para satisfacer esta necesidad? Una de las maneras de hacerlo, y que ha experimentado una verdadera eclosión en estos años que han transcurrido desde la pandemia ha sido la producción de contenidos enriquecidos que amplíen la información facilitada sobre el artista y su obra o que incorpore testimonios, opiniones o aportaciones hechas por los profesionales del sector. Además, en muchas ocasiones los amantes del arte sienten una curiosidad irrefrenable por conocer los detalles de los procesos de creación, entender los objetivos del autor, conocer sus proyectos… Lo que ha dado pie a explotar toda la información asociada al trabajo del artista y mostrarla de un modo atractivo y accesible. En relación a este último punto, es también determinante la combinación de formatos de presentación que superen la naturaleza estática de los catálogos de obras que a veces se consultan en línea. En imprescindible tratar de humanizar al máximo el potencial que Internet encierra, y para ello hay que adaptarse a los gustos del consumidor y a los contenidos que demanda.

Vistas de AP Gallery

Precisamente por estas razones, una fuerte apuesta de las galerías más punteras ha sido la de ofrecer plataformas web que emulan en gran parte el aspecto limpio y diáfano de un espacio expositivo, y que enriquezcan su oferta con la incorporación de vídeos explicativos, aportaciones de comisarios, testimonios de los propios artistas, visitas virtuales, conversaciones en línea y un largo etcétera. Una de las grandes innovaciones que ha puesto a prueba el ingenio de muchos ha sido la explotación de la capacidad de comunicación a través de redes sociales y nuevas plataformas interactivas para conversaciones en grupo. Los útimos tres años han sido un reto para el sector, que ha sabido lanzar algunas de las iniciativas más ocurrentes para mantener el interés por el arte y fomentar el comercio en línea.

Pero no debemos olvidar los modelos de galería que deciden mantener un espacio abierto al público, aunque adaptado a las nuevas maneras de consumir las propuestas artísticas. Algunas de ellas han optadon por transformar la sala de exposición tradicional en un lugar de encuentro donde suceden cosas. Crear una programación paralela de actividades vinculadas a la exposición del momento, amplía la experiencia del visitante y convierte el espacio en un punto de referencia del arte vivo y cambiante. Además, otras han decidido abrirse a nuevos campos de exploración capaces de crear arte de forma constante y no ser solo un local de exhibición. Por eso, algunas galerías son en realidad laboratorios de ideas y residencias de artistas que aprovechan su superficie y ubicación para llevar a cabo proyectos a los que el público está invitado a participar.

Montana Gallery

Otra línea de trabajo de las galerías se ha decantado por la especialización. La posibilidad de definirse por albergar proyectos más outsiders o disciplinas que hasta hace poco aún no estaban asentadas o reconocidas por los agentes del sector. Esta manera de hacer se ha convertido en una posibilidad para abrirse camino de un modo diferencial y ayudar de forma decidida a difundir el arte de nueva creación antes incluso de que se consolide. Un camino de pioneros al que poco a poco se atreven las galerías más avezadas.

En definitiva, un sector en el que la célebre frase “renovarse o morir” cobra más sentido que nunca y al que muchas galerías hacen frente con tesón, perseverancia y determinación.

 

En el año 2020 en el centro de Barcelona nacía una galería errante, la misma que en febrero de 2021 se estrenaría en Art Madrid con una propuesta expositiva centrada en el retrato contemporáneo; con esta temática lograría crear un poderoso diálogo entre obra y espectador y hacer que el sello Inéditad quedará plasmado en el historial del evento que le contenía.

Jean Carlos Puerto. Protección. Óleo y pan de cobre sobre tabla. 60 x 48. 2021. Imagen cortesía de la galería.

Desde esa primera vez y hasta hoy, la galería errante ha conseguido construir proyectos sobre la otredad, ha recolocado en el punto de mira los discursos sobre el colectivo LGTBIQ+, ha consolidado una nómina de artistas que comparten sus principios de resiliencia y empatía y lo mejor, es que continúa apostando desde la profesionalidad y el compromiso por darle voz a la diferencia.

Claudio Petit-Laurent.. El Joven de la Perla. Óleo sobre madera. 30 x 30 cm. 2023. Imagen cortesía de la galería.

Inéditad Gallery, de la mano de su fundador Luis López, sus colaboradores y con las posibilidades infinitas, manifiestas en las obras de los artistas que representa, es una galería que ha demostrado su capacidad y valentía para - desde el arte- estimular la sensibilidad del espectador y seducir a una generación que se mueve entre la ventana de cristal y el relato analógico. Inéditad es una galería nómada que ha aglutinado a su alrededor una comunidad de artistas y ha movido el contexto con proyectos expositivos que piensan el arte LGTBIQ+ despojado de rezagos y prejuicios.

Pepa Salas Vilar. Las marcas del arcoiris. Óleo sobre lienzo. 40 x 50 cm. 2022. Imagen cortesía de la galería

El pasado 8 de junio en el Carrer de Palau núm. 4 de Barcelona (local de Canal Gallery), quedó inaugurada la exposición colectiva Orgullo y Prejuicio. Una muestra que recoge los trabajos de dieciséis artistas: Abel Carrillo, Alex Domènech, Carlos Enfedaque, Silvia Flechoso, Jamalajama, Daniel Jaén, Claudio Petit-Laurent, Jean Carlos Puerto, Fernando Romero, Pablo Rodríguez, Pepa Salas Vilar, Jack Smith, Pablo Sola, Bran Sólo, Elia Tomás y Utürüo. Pintura, ilustración, fotografía y arte digital son las manifestaciones que ponen a dialogar alrededor de cincuenta piezas cuidadosamente hilvanadas, en una línea discursiva que aborda un fenómeno tan latente como el de la discriminación. Para conseguirlo, los artstas invitados a la muestra se cuestionan si: ¿existe la discriminación dentro del colectivo LGTBIQ+?

Cartel de Orgullo y Prejuicio. Imagen cortesía de la galería

Con aproximaciones sobre y a partir del cuerpo, la propuesta invita a celebrar la diversidad, propone cuestionar y autocuestionarse los prejuicios y las actitudes de la sociedad hacia el colectivo. Orgullo y Prejuicio es un espacio para dialogar sobre los constructos que nos impone la sociedad. Es también oasis en el que se deconstruyen con tolerancia y respeto las subjetividades que en ocasiones nos impiden acercarnos a la producción de los artistas participantes, simplemente porque “lo bello” no cabe en un cuerpo andrógino. El sometimiento de los estereotipos son pulsados con determinación para encontrar la beldad de lo diverso en otras facetas palpables de la realidad.

Pablo Sola. All men are dogs. Fotografía. 2014. Imagen cortesía de la galería

La performance de Inéditad a lo largo de estos tres años ha estimulado la proyección reivindicativa hacia las malas prácticas, ha cuestionado estamentos en torno al cuerpo LGTBIQ+ y lo más admirable, es que estas capacidades han resurgido en torno al diálogo y a la narrativa visual de las historias que se relatan desde lo visual: Obras que son personas, arte que es, per se, humanidad. Superar las imposiciones y aceptar lo diferente para seguir luchando contra la homofobia, la bifobia, la lesbofobia o la transfobia y defender la igualdad de derechos que todas las siglas del colectivo se merecen en nuestra comunidad.

Eso es Orgullo y Prejuicio: Una criatura, la más feliz del mundo. Y tal vez otros proyectos y otras personas lo hayan dicho - o sentido- antes, pero ninguna con tanta justicia.

Silvia Flechoso. Hola, soy maricón. Óleo sobre lienzo 73 x 54 cm. 2023. Imagen cortesía de la galería

Desde el 8 y hasta el 22 de junio se podrá visitar Orgullo y Prejuicio. Carrer de Palau núm. 4. Espacio de Canal Gallery. Barcelona.